viernes, 20 de noviembre de 2015

LA ASOCIACIÓN ENTRE LA CALIDAD DEL CLIMA FAMILIAR Y DEL CLIMA ESCOLAR PERCIBIDO POR EL ADOLESCENTE


Dentro del contexto familiar, diversos autores subrayan la importancia del clima de la familia en el correcto desarrollo del adolescente. Un buen clima familiar fomenta la afectividad entre padres e hijos, el apoyo, la confianza e intimidad y la comunicación familiar abierta y empática. Por el contrario, un clima familiar conflictivo, caracterizado por problemas de comunicación entre padres e hijos, así como por la carencia de afecto y apoyo, se ha asociado con el desarrollo de problemas de comportamiento en adolescentes, dificultando el desarrollo de habilidades sociales, tales como la capacidad de identificar y poner en práctica soluciones no violentas a distintos problemas y la capacidad empática o comprensión del estado emocional de otra persona. A este respecto, algunos investigadores han señalado que los adolescentes implicados en conductas violentas muestran frecuentemente un nivel bajo de empatía.

Actualmente, los problemas de comportamiento en la escuela se presentan como una preocupación en aumento en nuestra sociedad. Las causas de dicho comportamiento parecen ser múltiples y, por tanto, se presenta como necesario analizar distintos aspectos que pueden explicar, en cierta medida, el origen y mantenimiento de la conducta violenta en la adolescencia. En este sentido, para la comprensión de los problemas del comportamiento violento en la escuela debemos atender a las características propias de los implicados, entre las que se pueden destacar la empatía y la actitud hacia la autoridad, y la percepción que tienen los adolescentes de la familia y la escuela, como principales contextos sociales en los que se desarrollan.

Del mismo modo que en el caso de la familia, también en la escuela, el clima influye en el comportamiento de los alumnos. Un buen clima escolar fundamentado en el apoyo, la confianza y el respeto mutuo entre compañeros y profesores contribuye a que el alumno se sienta cómodo, valorado y aceptado. La experiencia del alumno con el profesorado, en muchas ocasiones primera figura de autoridad formal, contribuirá tanto a la percepción del adolescente sobre el contexto escolar, como a su comportamiento en el aula. La interacción negativa entre profesores y alumnos puede traducirse en conductas antisociales y violentas en la escuela.
Con el objetivo de ahondar en la comprensión de la relación entre estos factores de influencia en el comportamiento adolescente, llevamos a cabo una investigación para analizar el vínculo entre el clima familiar y el clima escolar percibidos por el adolescente, examinando a su vez el papel desempeñado por la empatía, la actitud hacia la autoridad institucional y la conducta violenta en la escuela. Participaron un total de 1.319 adolescentes con edades comprendidas entre los 11 y los 16 años y escolarizados en centros de enseñanza de la Comunidad Valenciana.
Los principales resultados de nuestra investigación nos indicaron que se da un estrecho vínculo entre el clima familiar y el comportamiento violento del hijo en la escuela. De tal modo que, la baja calidad de las relaciones familiares puede contribuir a la implicación en conductas violentas. Así, cuando el clima familiar del hogar de donde procede el adolescente es negativo, es más probable que éste adopte la violencia como conducta habitual. Además, la combinación de una baja capacidad empática y de actitudes negativas hacia la escuela y el profesorado parecen favorecer el desarrollo de comportamientos violentos en la escuela.
En otras palabras, las malas relaciones entre padres e hijos (existencia de frecuentes conflictos, falta de comunicación familiar y de afecto), afectan a las relaciones sociales de los adolescentes con sus compañeros y con el profesorado, como figura de autoridad formal. En el trato con sus iguales, estos menores no desarrollan adecuadamente la habilidad empática, -que en buena medida se fomenta con la expresión de sentimientos en el seno familiar y con la escuela y el profesorado-, porque si los padres no son modelos adecuados, los adolescentes transfieren este tipo de actitudes a otros contextos fuera del hogar, como la escuela, aumentando la probabilidad de que se desarrollen comportamientos hostiles hacia el otro, dificultando, por tanto, la convivencia en el contexto del aula.
La familia tiene una vital importancia en la configuración de la actitud del adolescente hacia el profesorado y la escuela, pero además nuestra investigación subraya la estrecha relación que se da entre la actitud hacia la autoridad y el clima escolar. Es decir, un clima familiar negativo, puede perjudicar el adecuado desarrollo psicológico y social del adolescente facilitando una percepción negativa tanto de los adultos que forman su familia, como de los profesores y la escuela. Esta actitud desajustada puede traducirse en una falta de respeto hacia la autoridad escolar y generar un clima nocivo en clase. Si el adolescente considera que su opinión es escuchada en la escuela y su participación es valorada y respetada, su actitud hacia las figuras de autoridad formal será más positiva, lo que a su vez contribuirá en la mejora del clima escolar general en el aula, así como en el bienestar emocional de los estudiantes.
Como conclusión principal, este trabajo pone de manifiesto la importancia del clima familiar como referente esencial en el adecuado ajuste del adolescente en la escuela, a través de su influencia directa en el desarrollo de otras características, como la empatía, la actitud hacia la autoridad y la conducta violenta en la escuela que contribuyen a determinar la relación con sus compañeros y el profesorado, y como consecuencia la percepción del clima del aula que tiene el adolescente.

Ahondar en el conocimiento de la percepción que el adolescente tiene de los diferentes contextos y de las relaciones en los que está inmerso, puede traducirse en un claro beneficio para el diseño de estrategias preventivas frente al desarrollo de problemas de conducta en la escuela, así como dirigidas a la mejora del clima en el aula y, por ende, de la convivencia en los centros educativos.

El rol del psicólogo educativo: En relación con los padres de familia

En relación a los padres, se pueden delimitar 3 funciones del psicólogo:

1) Información diagnóstica y asesoramiento: El psicólogo primero recoge información de los padres (entrevistas iniciales - anamnesis) y después aporta información (entrevistas de devolución), sobre las evaluaciones realizadas a sus hijos (individuales, colectivas, de orientación académica-profesional…), y en base a estos datos asesora a la familia para el manejo de las situaciones que los miembros de la familia hayan podido experimentar (pérdida de seres queridos, divorcio, rivalidad fraterna, fracaso escolar, anorexia, drogas…), sobre problemas y procesos psicológicos que afectan al aprendizaje (trastornos de sueño, de la alimentación, de conducta…), etc.
2) Formación: El psicólogo organiza conferencias-coloquio sobre temas de interés para los padres (características evolutivas de cada ciclo vital, estrategias para fomentar el autoconcepto-autoestima, la inteligencia emocional, el apego seguro en los hijos, sexualidad en la infancia y la adolescencia, técnicas de comunicación con los hijos, consumo de drogas, utilización de Internet, problemas de aprendizaje, psicopatología infanto-juvenil…). Además, potencia las escuelas de padres que contextualicen estos procesos formativos.
3) Intervención: El psicólogo realiza intervenciones terapéuticas de primer nivel con el grupo familiar con la finalidad de favorecer que aprendan a resolver conflictos que mejoren el equilibrio homeostático de la familia, o deriva el tratamiento a profesionales externos realizando un seguimiento del mismo. Además, lleva a cabo intervenciones colectivas para implicar a los padres en los programas que se estén llevando a cabo con sus hijos (por ejemplo, para fomentar valores prosociales favorecedores de la convivencia), y facilita la cooperación entre los padres y otros profesionales (profesores, responsables pedagógicos, psicólogos clínicos, entre otros) para la detección y solución de problemas educativos y de desarrollo.
En síntesis, el psicólogo contribuye a la necesidad de conjugar la escuela cada vez más competitiva y la escuela integradora que fomenta la inclusión y el desarrollo integral de todos los alumnos, a la necesidad de trabajar en equipo, y a la necesidad de construir un espacio para escuchar y atender al alumno, a los padres y profesores.

A pesar de que la Psicología Educativa ocupa el segundo lugar, tras la Psicología Clínica, en cuanto a perfiles de actividad profesional, el papel del psicólogo en los centros educativos se ha ido diluyendo en los últimos años (otros profesionales están desarrollando muchas de las funciones específicas del psicólogo pero sin la formación adecuada) y pocos estudiantes de Psicología realizan esta elección. Por ello es necesario: 1) delimitar las funciones del psicólogo educativo, diferenciándolo de otros roles profesionales (especialistas en pedagogía terapéutica, consultores…); 2) incorporar psicólogos en todos los centros educativos, con especialización en las distintas etapas, con una ratio de alumnado aceptable (200 alumnos) que posibilite el desempeño realista de las funciones descritas que llevará a cabo en colaboración con otros profesionales (profesores, especialistas en pedagogía terapéutica, etc.); y 3) exigir un postgrado de Psicología Educativa con directrices propias, que habilite para el ejercicio de la profesión, es decir, un itinerario formativo específico enmarcado dentro del Espacio Europeo de Educación Superior.

El rol del psicólogo educativo: En relación con los docentes




En relación con los profesores se pueden destacar 4 funciones del psicólogo:
1) Información diagnóstica: El psicólogo primero recibe información de los profesores y después aporta información al profesorado sobre los resultados diagnósticos individuales y colectivos realizados a los alumnos, con la debida consideración del carácter confidencial de los mismos. En la medida que los profesores dispongan de información sobre las capacidades intelectuales, estrategias cognitivas de aprendizaje, personalidad, dificultades de aprendizaje, etc., podrán ayudar mejor a sus alumnos.
2) Asesoramiento y colaboración: El psicólogo asesora a los profesores y colabora con ellos en diversos temas como: análisis de situaciones escolares problemáticas y soluciones (desmotivación, conductas disruptivas, acoso…), comprensión de los procesos de enseñanza-aprendizaje en relación a contenidos curriculares específicos, aulas de aprendizaje de tareas, plan de acción tutorial, técnicas de dinámica de grupos, de comunicación, de observación, de aprendizaje cooperativo…, estrategias que favorecen el aprendizaje significativo, programas de atención a la diversidad del alumnado, a los inmigrantes, a los estudiantes con necesidades educativas especiales, etc.
3) Formación: El psicólogo organiza cursos de formación para el profesorado en relación a programas de intervención que implementarán (programas para estimular la inteligencia, la motivación, la creatividad, la convivencia, los valores prosociales…), así como sobre distintos temas en los que los profesores manifiesten su interés (tutorías, dificultades del proceso enseñanza-aprendizaje, técnicas de investigación en el aula…).
4) Investigación: Una función secundaria del psicólogo sería conducir estudios de investigación con diversas metodologías (experimentales, correlacionales, cualitativas, etnográficas, etc.), en colaboración con los profesores y otros profesionales, en torno a diversos temas de Psicología Educativa (procesos de enseñanza-aprendizaje, procesos mentales que intervienen en el aprendizaje, aprendizaje mediatizado por el uso de nuevas tecnologías, rasgos y actitudes del profesorado favorecedores de los procesos educativos, estudios sobre situaciones de acoso escolar o consumo de drogas presentes en el centro, efectos de los programas de intervención que se implementan en el centro...).

El rol del psicólogo educativo: En relación con los alumnos

En relación a los alumnos/as, se pueden identificar 2 funciones del psicólogo:
1) Evaluación psicológica para prevenir y diagnosticar
El psicólogo realiza actividades de diagnóstico y evaluación psicológica con los alumnos tanto a nivel individual (diagnósticos individuales) como a nivel colectivo (pruebas administradas colectivamente para valorar el desarrollo psicológico y académico de los alumnos en los distintos niveles educativos). Esta función evaluadora tiene como objetivos: 1) la prevención y detección de problemas de salud mental, su tratamiento o la derivación de los casos (en función de la naturaleza y gravedad del diagnóstico), su seguimiento a través de la coordinación con los servicios de Salud Mental y la coordinación de las medidas a adoptar en el centro escolar; 2) la detección temprana y diagnóstico de trastornos del desarrollo; 3) el diagnóstico de discapacidades intelectuales (deficiencia mental…), de sobredotación intelectual y altas capacidades; 4) el diagnóstico de trastornos de la personalidad, del comportamiento, de las emociones…; y 5) la detección de necesidades educativas especiales y trastornos específicos de aprendizaje…
Dentro de esta función de evaluación, el psicólogo: 1) realiza entrevistas iniciales; 2) administra tests psicométricos y otras técnicas de evaluación psicológica (observacionales, autoinformes, proyectivas…) para medir rasgos de personalidad (independencia, extraversión, estabilidad emocional, autocontrol…), inteligencia y otros procesos cognitivos (inteligencia verbal, no verbal…, creatividad, estrategias cognitivas de aprendizaje, procesos de aprendizaje...), síntomas psicopatológicos (ansiedad, depresión, TDAH, trastornos de conducta…), conductas sociales, interacciones grupales, desarrollo psicomotor, adaptación social-personal-familiar-escolar, ambiente, intereses, valores…; y 3) realiza entrevistas de devolución diagnóstica y asesoramiento. Las actividades se llevan a cabo con la finalidad de detectar problemas individuales o grupales, y concluyen con la elaboración de informes psicológicos que contienen propuestas de intervención en base a las dificultades identificadas.
2) Implementar programas de intervención psicológica y psicoeducativa con fines preventivos, de desarrollo y terapéuticos
Además de evaluar, el psicólogo realiza con los alumnos actividades vinculadas a la intervención. El término intervención es un término ambiguo y multifacético ya que puede denotar educación, enriquecimiento, prevención, corrección, rehabilitación, modificación, estimulación, mejoría, terapia, entrenamiento, tratamiento...
La intervención en los centros educativos tiene que ver tanto con las necesidades psicológicas como con las necesidades educativas de los alumnos. La intervención: 1) tiene por objetivo global la mejora de la calidad educativa de los centros a través de la propuesta de soluciones educativas adaptadas a las necesidades de los alumnos y a las características del contexto; 2) está compuesta por un conjunto de acciones preventivas y terapéuticas complementarias a las que desarrollan los profesores en el aula, a la instrucción académica, con el fin de optimizar el desarrollo integral y el rendimiento escolar; 3) generalmente se realiza con los alumnos, aunque habitualmente implica a los principales agentes del sistema educativo; 4) se diseña bajo la forma de programas o conjunto de actividades concretas y temporalizadas para lograr objetivos específicos; y 5) contiene un conjunto de herramientas de evaluación para medir sus efectos.
En este contexto, el psicólogo desarrolla 2 grandes líneas de acción:
1) La intervención psicológica terapéutica de enfoque clínico -está centrada en los alumnos con problemas emocionales o intelectuales que han sido identificados en exploraciones diagnósticas previas y, tomando como base el diagnóstico, el psicólogo, o bien realiza el tratamiento correspondiente de carácter individual, grupal o familiar (tratamientos de primer nivel), o bien deriva el caso a profesionales de la salud mental o a otros servicios de la red social de intervención existentes-; y
2) La intervención psicológica psicoeducativa en base a programas -implica seleccionar programas existentes, implementarlos y evaluar los efectos de estos programas; el psicólogo implementa estos programas, o forma al profesorado para que los aplique (en colaboración con los responsables pedagógicos del centro) o contacta con organismos de la red de servicios especializados disponibles para que los lleven a cabo-. Dentro de los programas de intervención se pueden diferenciar 4 tipos de programas en función de sus objetivos: preventivos, de desarrollo, terapéuticos, y de orientación académica y profesional.
  • Programas preventivos: Tienen como finalidad trabajar procesos que eviten la aparición de diversos tipos de problemas en las distintas etapas educativas. Entre ellos se pueden enfatizar los programas para la prevención del fracaso escolar (un problema grave que afecta actualmente a un 30% de los alumnos de Secundaria), de las adicciones físicas y psicológicas (drogas, Internet, sexo…), de la violencia escolar, de los problemas de adaptación al ingreso en la escuela, de los embarazos adolescentes, de los problemas alimentarios (anorexia…), de los riesgos de la utilización de plataformas virtuales (chats, redes sociales, videologs, fotologs)…
  • Programas de desarrollo: Incluyen programas para fomentar el entrenamiento de funciones intelectuales y psicomotrices para desarrollar diversos procesos (atención, observación, memoria, razonamiento lógico, estrategias cognitivas de resolución de problemas, creatividad, técnicas de aprendizaje, lenguaje, procesamiento cognitivo, organización perceptiva, funciones motrices...); y programas para fomentar factores del desarrollo social y afectivo-emocional tales como autoconcepto-autoestima, comunicación, prosocialidad, resolución de conflictos, apego seguro, empatía, valores ético-morales, tolerancia, derechos humanos, multiculturalidad, emociones, igualdad de género, hábitos de salud (alimentación, ejercicio físico, sexualidad, alcohol, drogas…), etc.
  • Programas terapéuticos: El psicólogo realiza actuaciones de primer nivel dirigidas a abordar situaciones problemáticas cuando ya se han producido, tratamientos de desórdenes psicológicos que pueden ser realizados en el centro, intervenciones con alumnos con problemas de socialización, con dificultades de aprendizaje (reeducación instrumental de factores madurativos...), con discapacidades intelectuales, sensoriales y motrices, con necesidades educativas asociadas a altas capacidades, con alumnos o grupos en situaciones de conflicto (acoso escolar, baja autoestima, divorcio, fobia escolar…), etc. En función del diagnóstico, el psicólogo realiza actuaciones que den respuesta a las necesidades educativas y psicológicas de los alumnos o deriva la intervención a instituciones o centros especializados, realizando un seguimiento de la evolución de los alumnos.
  • Programas de orientación académica y profesional: Después de realizar la evaluación a los alumnos para medir parámetros asociados a la elección académica-profesional (inteligencia, personalidad, hábitos de estudio, rendimiento académico, motivaciones, metas, intereses…), el psicólogo implementa, o colabora con los profesores y/o con los responsables pedagógicos para que implementen, por ejemplo, programas de desarrollo vocacional, de entrenamiento en métodos, procesos, estrategias y técnicas de trabajo y estudio, de estrategias y técnicas de trabajo individual-grupal o de mejora del rendimiento académico, entre otras.



LA PSICOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN EN LA ACTUALIDAD


Posteriormente, en plena década de los noventa se añadieron paulatinamente el enfoque de expertos y novatos, el paradigma sociocultural vigotskiano, así como algunas interpretaciones constructivistas integracionistas dentro de las que destaca la propuesta de Coll (2001b), la cual dicho sea de paso ha ejercido una importante influencia en la PE en Latinoamérica (Rigo y Díaz Barriga, 2004; Rigo, Díaz Barriga y Hernández, 2005).




La participación de nuevos paradigmas en la PE se empieza a ejercer en forma más sostenida durante los ochenta. En primer término está el influjo de diversos paradigmas tales como: el procesamiento de la información (y su propuesta de construir una psicología de la instrucción),20 los paradigmas cognitivos–constructivistas (la teoría de la asimilación de Ausubel, la teoría de los esquemas), el enfoque humanista–rogeriano y, especialmente, el psicogenético piagetiano, se hizo más que evidente tanto en los contenidos curriculares de las diversas asignaturas de la PE como en la investigación desarrollada dentro y fuera de la facultad (Aguilar et al., 1983; Glazman et al., 1983). 


En general, en los años noventa se mantuvo la tendencia de crecimiento observada en las dos décadas anteriores. Según el anuario estadístico de la ANUIES, la matrícula total que se encontraba estudiando la carrera en 1990 fue de 26 411. De este total y en ese mismo año, en la Facultad de Psicología de la UNAM la matrícula fue de 2 672 estudiantes, lo que representaba aproximadamente 10% del total nacional. También para 1990 aparece otro dato importante: ya existe una matrícula conformada sólo por aquellos que se encontraban estudiando una licenciatura en PE17 en alguna institución de educación superior del país (n= 1 437 estudiantes).
Diez años después observamos que la población escolar de psicólogos casi se duplicó, puesto que era de 47 166 (ANUIES, 2001); mientras que en la Facultad de Psicología de la UNAM la matrícula (de 2 691 estudiantes) representaba 5.7% de dicho total nacional. Además en ese mismo año la carrera de psicología ya se encontraba dentro de las 10 más pobladas en el ámbito nacional (para ser más precisos en el octavo lugar, con 3% del total). Castañeda (2002) señala que para este mismo año existían 213 instituciones que enseñaban psicología en nuestro país con una proporción de 7 a 3 entre instituciones públicas y privadas, y de casi 8 a 2 en lo que respecta a la población de mujeres y varones.Los datos más actuales que pudieron obtenerse para esta publicación fueron los siguientes. Para el 2004, según datos del Anuario estadístico de la ANUIES (2005), la tendencia en el crecimiento de la matrícula de la carrera continúa en franco ascenso dado que se reporta un total de 82 160 estudiantes18 (4.2% de los estudiantes de licenciatura en el país, colocándose en el quinto lugar nacional). Por lo tanto, el crecimiento de la población que estudia la carrera ha seguido un incremento sostenido iniciado hace treinta años (Castañeda, 2002). Por último, cabe apuntar que en Psicología en la UNAM, el dato reportado de estudiantes para ese mismo año fue de 3 755 (Reidl, 2006).En donde no cambiaron las cosas fue en el esquema del plan de estudios de la Facultad de Psicología, que a la fecha sigue vigente en su concepción general, y aunque se han emprendido varias iniciativas para realizar una reforma o reestructuración curricular en las distintas gestiones académico–administrativas de los últimos veinticinco años, éstas no han fructificado por diversas razones. Durante todo este periodo sólo ocurrieron cambios o reformas curriculares parciales de contenidos (y de formación y actualización de profesorado) dentro del corsé impuesto en 1971.19 Sobre los cambios en los contenidos curriculares, básicamente han reflejado una creciente pluralidad de paradigmas teóricos y metodológicos que a su vez ha repercutido en la formación académica y en la investigación desarrollada. Al respecto, vale la pena hacer algunos comentarios sobre dichos cambios en el periodo que se está comentando.


La hegemonía que el conductismo mantuvo en los años setenta en la PE se redujo considerablemente con el paso del tiempo (especialmente a partir de los ochenta) como consecuencia del advenimiento de nuevos paradigmas y de las evidentes limitaciones de su discurso para dar cuenta de las realidades educativas (Glazman et al., 1983). Al presente, si bien continúa una cierta presencia en la disciplina, ésta es significativamente menor y, en lo general, persiste en desarrollar propuestas de intervención desde un planteamiento aplicacionista.

A mi modo de ver, la crítica al conductismo y a la filosofía positivista (o quizás debería decirlo al revés) durante estas últimas tres décadas ha significado la recuperación de la larga discusión sobre el cuestionamiento de "qué es lo científico" en la psicología, y como consecuencia de ello comenzaron a aparecer discursos alternativos que abrieron nuevas perspectivas epistemológicas, teóricas y metodológicas en las psicologías aplicadas (dentro de ellas por supuesto la PE).

Junto con estos paradigmas psicológicos, paulatinamente han logrado una importante participación otros paradigmas psicoeducativos que se originaron predominantemente dentro o cercanamente a la PE (Hernández 1998a y 1998b). Tales son los casos por ejemplo de la teoría del aprendizaje estratégico, los modelos metacognitivos y de autorregulación de Brown y Flavell, el modelo SOI de Mayer, la aproximación del profesional reflexivo de Schön, las propuestas de diseño instruccional tales como las de Reigeluth, los modelos de aprendizaje situado de Brown, Rogoff y Lave, y los modelos de investigación cognitivo–motivacional de Weiner, Dweek y Elliot o de Pintrich, amén de otros tantos modelos de corte explicativo más local y referidos a dominios de conocimiento específico en la educación escolar, la educación especial, el consejo y la orientación educativa, la evaluación, etcétera.

El papel de la psicología educativa

Algunas personas piensan que la psicología educativa sólo es el conocimiento que se adquiere de la Psicología y con aplicación en las actividades para el salón de clases. Otros creen que implica la aplicación de métodos de psicología en el aula y la vida escolar.La psicología educativa es diferente de otras ramas de la psicología porque “su objeto principal es la comprensión y el mejoramiento de la educación” (Alarcón H., 2001). Los psicólogos educativos estudian lo que la gente expresa y hace en el proceso educativo, lo que los maestros enseñan y cómo los alumnos aprenden significativamente en el contexto de un currículum particular, en un entorno específico donde se pretende llevar a cabo la formación y/o la capacitación. También se afirma que en su carácter de disciplina pluriparadigmática ha fundamentado sus núcleos teórico-conceptual, tecnológico-instrumental y técnico-práctico (Coll 1983, Díaz Barriga y Hernández 1994).La psicología educativa se enfoca en el estudio psicológico de los problemas cotidianos de la educación, a partir de los cuales se derivan principios, modelos, teorías, procedimientos de enseñanza y métodos, prácticas de planeación, instrucción y evaluación; así como métodos de investigación, análisis estadísticos y procedimientos de medición y evaluación para estudiar los procesos que desarrollan los estudiantes en su proceso formativo, ya sea en el nivel escolarizado o en el no formal.Las metas de la psicología educativa son comprender los procesos de enseñanza y aprendizaje. Los psicólogos educativos desarrollan conocimientos y métodos; también utilizan los conocimientos y métodos de la Psicología y otras disciplinas relacionadas para estudiar el aprendizaje y la enseñanza en situaciones complicadas.El objetivo principal de la Psicología educativa es entender la enseñanza y el aprendizaje, y la investigación es un instrumento fundamental. Los psicólogos educativos diseñan y conducen muchos tipos diferentes de estudios de investigación en su intento por comprender la enseñanza y el aprendizaje.
Conducir investigaciones para probar respuestas posibles es una de las tareas fundamentales de la Psicología educativa. La otra es la combinación de los resultados de varios estudios en teorías que intentan presentar una perspectiva unificada de áreas como la enseñanza, el aprendizaje en diversos contextos y las características del desarrollo del ser humano.

La enseñanza según Amos Comenio

El pedagogo Juan Amos Comenio de manera didáctica describe comparativamente el proceso de la enseñanza, con los de fijar, imprimir, plasmar, escribir y sembrar. Como docente hace una reflexión desde su conciencia pedagógica y práctica. Como teólogo, nos remite sucesivamente a la Biblia y reconoce que el ser humano está hecho a la imagen de Dios, y como tal está dotado de inteligencia, sabiduría capacidades para ser desarrollas en la vida terrena y en la sempiterna. 
Como maestro nos hace vivir y admirar su estilo virtuoso, moderado, armónico, cálido y dadivoso. Como artista nos revela lo apacible, saludable, natural, observador, poeta, y como hombre, evidentemente dependiente de la sabiduría Divina, de donde emana tan noble proceder a pesar de tan cruel pago de los que hoy se congratulan con sus conocimientos. Con un carácter absolutamente refinado en fuego.

“¿Acaso no puede sembrarse en un mismo huerto, hierbas y flores de todas las especies y aromas? Y cuanto mayor sea la variedad más hermoso será el espectáculo para los ojos, más suave el deleite del olfato, mayor el placer del corazón”. (14). Compara la naturaleza con el proceso de enseñanza aprendizaje, permitiéndo extraer ideas directas y subliminales, haciéndo de este texto un verdadero diálogo entre lo dicho por el pedagogo y maestro, su didáctica; jalona al lector en el deseo y la necesidad de remitirse a hacer levantamientos de escenarios imaginarios, históricos, empujados por la creatividad del escritor que renueva las diferentes técnicas empleadas ayer y hoy en ese proceso inherente al ser humano de la enseñanza y el aprendizaje.
Comenio, con una frase de Aristóteles comparó el alma del hombre a una tabla rasa, en la que nada hay escrito, pero en la que pueden inscribirse muchas cosas, 
“Y de igual modo que en una tabla rasa limpia puede escribirse lo que el escritor quiere o pintarse lo que desea el pintor conocedor de su arte, así en el entendimiento humano puede, con igual facilidad, fijarlo todo aquel que no ignore el artificio de enseñar” (14). Para Juan Amos Comenio, la educación, es imprimir, marcar, establecer en el aprendiz lo que debe ser, e instruirlo en lo que lo hará hombre. 
”La variedad de las operaciones internas y externas es la misma ordenada proporción de los movimientos”. (16) Las operaciones son las inclusiones que el conocimiento ha hecho desde el aprendizaje, y la proporción de los movimientos son las regulaciones y moderaciones causadas por la enseñanza que ordena y determina como llave, las acciones y pasiones. 
“La razón es el muelle que detiene o impide el movimiento y regula y determina qué, adónde y en que medida debe aproximarse o separarse... Por lo cual si no se pone demasiado peso con los deseos y afectos y la razón como llave regula y cierra sabiamente, no puede menos de resultar la armonía y consonancia de las virtudes: esto es, una suave ordenación de las acciones y pasiones” (16). Para Comenio, la regulación en el comer, beber, dormir, hacer, es esencial en la formación de hábitos temperantes. 

La psicología educativa : Ciencia interdisciplinar



La psicología educativa es una ciencia interdisciplinar que se identifica con dos campos de estudios diferentes, pero interdependientes entre sí. Por un lado, las ciencias psicológicas, y, por otro, las ciencias de la educación.
EL núcleo central entre estas dos ciencias es aquello que provee a la psicología educativa de una estructura científica constitutiva y propia , que viene conformado a través del estudio del aprendizaje; como fenómeno psicológico que depende básicamente de las aptitudes, diferencias individuales y del desarrollo mental, y también, como factor fundamental de la educación, en cuanto objetivo de la enseñanza o relación maestro-alumno.
La psicología educativa se ocupa de los procesos de aprendizaje de temas educativos y de la naturaleza de las intervenciones diseñadas para mejorar ese aprendizaje. No es tanto una rama separada de la psicología sino como un conjunto de preguntas y preocupaciones que psicólogos con diferentes formaciones, diferentes métodos y diferentes perspectivas sobre el aprendizaje y el desarrollo se han planteado de diferentes maneras a lo largo de décadas.
No obstante, la psicología educativa ha de ser tratada como una ciencia autónoma, poseedora de sus propios paradigmas que van desde el estudio experimental hasta el tratamiento de problemas específicamente educativos que se producen en el ámbito escolar.
Podemos señalar por tanto que la psicología educativa trata de cuestiones tales como:
  • El proceso de aprendizaje y los fenómenos que lo constituyen como la memoria, el olvido, la transferencia, las estrategias y las dificultades del aprendizaje.
  • Los determinantes del aprendizaje, partiendo del estudio de las características del sujeto cognoscente: disposiciones cognitivos, afectivas y de personalidad que pueden influir en los resultados del aprendizaje; la enseñanza y desarrollo del pensamiento, implicaciones educativas; y los alumnos con necesidades especiales.
  • Los procesos de instrucción: procesos psicológicos de la instrucción, instrucción y desarrollo, objetivo de la instrucción, la enseñanza individualizada, la evolución psicoeducativa y el proceso escolar.
Más adelante encontrarán un desglose de las contribuciones de la psicología educativa en el desarrollo de los métodos y estrategias educativas según la clasificación de los psicólogos Pienkevick y Diego González.



jueves, 3 de septiembre de 2015

Función del psicologo educativo

En la imagen podemos ver como un psicólogo educativo trabaja con una niña.

El psicólogo de la educación tiene como objeto la intervención en el comportamiento humano en situaciones educativas. El objetivo de este trabajo es el desarrollo de las capacidades educativas en las personas, grupos, instituciones y comunidades sociales, entendiéndose educación en el sentido más amplio de formación y desarrollo personal, colectivo y social.
2. Los psicólogos de la educación trabajan en los distintos sectores y etapas de la educación: Educación infantil, educación primaria, necesidades educativas especiales, enseñanzas secundarias, enseñanzas técnicos profesionales, educación superior, educación de adultos, y sistemas educativos no formales e informales.
3. Los psicólogos de la educación utilizan técnicas y procedimientos propios de la intervención psicoeducativa, pero también comparen sistemas y modelos con los otros sectores de la Psicología como, por ejemplo, análisis organizacional con Psicología de las organizaciones, algunas técnicas de evaluación, modelos y programas concretos de Psicología de la Salud, la prevención socieducativa con Psicología de la Intervención social, etc.
Como indica BARDON (1976) al respecto de la Psicología Educativa:
«... es tal vez la única especialidad en Psicología que toma seriamente en consideración de forma simultánea casi todas las prácticas actuales en Psicología, en educación y en otros campos relacionados. Por ejemplo, está implicada en la elaboración de orientaciones de competencias y criteriales para el entrenamiento y la práctica. Está implica en las técnicas de evaluación y de intervención prestadas de la Psicología Clínica (psicodiagnóstico tradicional, psicoterapia y modificación de conducta); de la orientación psicológica (orientación no directiva, orientación vocacional); de la Psicología de las organizaciones (análisis de sistemas y evaluación de sistemas); junto con técnicas y métodos que desafían una fácil categorización (intervención en crisis, terapia realista, educación afectiva en todas sus variedades, evaluación y tratamiento de dificultades de aprendizaje, desarrollo y modificación del curriculum, formación del profesorado, etc.). ¡Si hay algo que probar, los psicólogos educativos lo probarán!»
4. Los psicólogos efectúan las funciones antes señaladas bien individualmente, bien en el marco de un proyecto interdisciplinar junto a otros profesionales.
5. Las formas de actuación del psicólogo educativo pueden ser directas, si la intervención actúa directamente sobre el sujeto (individuo, grupo, institución, comunidad) o indirectas, en que la intervención se efectúa a través de agentes educativos (educadores, familias, organización, comunidad...), mediante procedimientos de formación, asesoramiento, etc. La mayoría de las intervenciones pueden realizarse directa o indirectamente y aún, más frecuentemente, como una combinación de ambas formas. En este sentido, aunque refiriéndose a la educación formal, MORENO (1989) comenta:
«En esta perspectiva las funciones del psicólogo educativo se canalizan a través de cuatro direcciones básicamente. En primer lugar, a la institución educativa -técnicas organizacionales, departamento de orientación, disciplina, entorno ambiental y desarrollo... En segundo lugar, a los profesores -técnicas preventivas, delimitación de proceso de aprendizaje, conocimientos en Psicología del desarrollo... En tercer lugar a los padres -relaciones padres-centro, comprensión y conocimiento de sus hijos, adquisición de habilidades, formación como coterapeutas... Por último, al alumno -promover la salud mental, servicios de consistorio, dirección y evaluación de paquetes de intervención, facilitar las relaciones sociales y el funcionamiento de los grupos ... ».
6. Independientemente de la forma eje intervención en cualquiera de los sectores y etapas citados o en los que pudieran desarrollarse, parece consensuado que el psicólogo educativo interviene con un procedimiento que al menos salvaguarda las siguientes fases:
1. Análisis de la demanda/necesidades.
2. Valoración de la situación.
3. Intervención.
4. Evaluación del proceso.
7. La interacción entre las formas de intervención, los sectores en que se implanta y el procedimiento han a originado diversos modelos de intervención que han ido evolucionando debido a numerosos factores (la demanda social, el desarrollo de la educación, el avance científico de la Psicología, la progresiva presencia institucional de los psicólogos en el campo educativo, etc.). Evidentemente no es posible definir un único modelo de intervención que recoja todas las situaciones existentes y las que muy probablemente se desarrollarán, pero si señalar unas características mínimas que cualquier modelo debe garantizar.
1. Que en la medida de lo posible se intervenga en todos los ámbitos de actuación (sujeto, grupo, institución ...).
2. Que contemple la priorización de actuaciones de tipo preventivo.
3. Que permita la coordinación entre servicios pertinentes.
4. Que se mueva en una perspectiva sociocomunitaria
5. Que potencie la normalización.
6. Que permita su evaluación y confirmación.
7. Que, entre otros países, se muestre el más eficiente.

Psicoeducate: ¿Qué es la psicología educativa?

La psicología educativa es una rama de la psicología cuyo objeto de estudio son las formas en las que se produce el aprendizaje humano dentro de los centros educativos. De esta forma, la psicología educativa estudia cómo aprenden losestudiantes y en qué forma se desarrollan.
Cabe destacar que la psicología educativa aporta soluciones para el desarrollo de los planes de estudios, la gestión educativa, los modelos educativos y las ciencias cognoscitivas en general.
Con el objetivo de comprender las características principales del aprendizaje en la niñez, la adolescencia, la adultez y la vejez, los psicólogos educacionales elaboran y aplican distintas teorías sobre del desarrollo humano, que suelen ser consideradas como etapas de la madurez.
En este sentido, Jean Piaget ha sido una importante influencia para la psicología educativa, gracias a su teoría respecto a que los niños pasan por cuatro diferentes etapas de capacidad cognitiva durante su crecimiento, hasta alcanzar el pensamiento lógico abstracto al superar los once años de edad.
El desarrollo moral de Lawrence Kohlberg y el modelo de desarrollo infantil de Rudolf Steiner son otros aportes claves en el desarrollo de esta psicología.
No obstante, además de todos estos autores citados tampoco se puede pasar por alto el hacer referencia a otras grandes figuras que también dejaron su profunda huella en la psicología educativa. Este sería el caso, por ejemplo, de la educadora y psiquiatra italiana María Montessori que consiguió dar un giro fundamental a la pedagogía a principios del siglo XX.
En concreto dicha fémina planteó su propio método pedagógico, que tiene su apellido, en el que establecía que cuatro son los pilares que posee fundamentalmente. Estos son el adulto, la mente de los niños, el ambiente de aprendizaje y los periodos llamados sensibles en los que cualquier pequeño está más preparado o receptivo a adquirir nuevas habilidades.
Asimismo también es interesante recalcar el papel ejercido en la psicología educativa por el filósofo estadounidense William James, la psicóloga Ann Brown que se especializó en lo que son los instrumentos de la memoria, el pedagogo francés Alfred Binet o el psicólogo ruso Lev Vygotski que es conocido como el “Mozart de la Psicología”.
Los psicólogos educacionales tienen en cuenta las distintas características y capacidades de cada persona. Estas diferencias se potencian con el constante desarrollo y aprendizaje, y quedan reflejadas en la inteligencia, la creatividad, lamotivación y la capacidad de comunicación, por ejemplo.
Es importante subrayar que en concreto la motivación adquiere un papel fundamental en esta psicología que nos ocupa. Y es que es fundamental para que el aprendizaje tenga lugar. en concreto se considera que en ella influyen desde el nivel de interés que tenga la persona en cuestión hasta la voluntad que tiene la misma de proceder a realizar una tarea pasando por las creencias que posee o las aspiraciones que tiene en esta vida y que desea lograr.
Existen, por otra parte, numerosas incapacidades posibles en los niños en edad escolar, como el trastorno por déficit de atención y la dislexia, entre muchas otras.



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